Reich y Maturana: Cuerpo, Experiencia y Conocimiento en una Ciencia Viva
- Luis Blanco
- 6 abr
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La aproximación entre Wilhelm Reich (1897-1957) y Humberto Maturana (1928-2021) no surge por influencia directa, sino por una profunda afinidad en cómo ambos desafiaron los modelos científicos dominantes de su época. Ambos concibieron el cuerpo no como objeto de la ciencia, sino como sujeto del conocer, desplazando el foco del observador externo al observador encarnado.

Reich: La Experiencia como Criterio Científico
Reich fue un pensador transdisciplinario. Actuó en el psicoanálisis, la fisiología, la sociología y la biología. Su búsqueda de una ciencia de la vida lo llevó a construir lo que llamó "funcionalismo orgonómico" —una metodología basada en la observación de lo vivo en su pulsación, autorregulación y expresión emocional.
Para Reich:
El cuerpo no es un objeto mecánico, sino un campo energético pulsante.
El conocimiento no nace de la abstracción, sino de la observación fenomenológica y sensorial de la experiencia.
La verdad no es universal, sino funcional: "si funciona, es verdadero".
Esta postura rompe con el paradigma cartesiano y propone una ciencia encarnada, que parte del cuerpo como fuente de percepción, afecto y creación.
Maturana: El Conocer como un Acto Biológico y Relacional
Humberto Maturana, biólogo chileno, propuso junto a Francisco Varela la noción de autopoiesis —la capacidad de los sistemas vivos de producirse y mantenerse a sí mismos. Para él, el conocer es un acto biológico, que surge en el acoplamiento estructural entre organismo y medio.
Principales contribuciones de Maturana:
El sistema nervioso es cerrado en su operación, pero abierto al acoplamiento con el medio.
El conocimiento es siempre situado, histórico, corporizado y relacional.
No hay observador neutro: todo conocimiento es constituido por un observador en un dominio consensual.
La ciencia, por tanto, no es objetiva en el sentido clásico, sino coherente con la experiencia del vivir.
Convergencias con la Integración Organísmica (IO)
La IO nace de esta intersección: entre la ciencia viva de Reich y la epistemología sistémica de Maturana, proponiendo una clínica basada en:
Un cuerpo que conoce al sentir —no hay separación entre sensación y cognición.
Una práctica encarnada, donde el terapeuta no es un técnico neutro, sino parte del campo de experiencia.
Una escucha de la experiencia como co-creación viva entre dos sistemas en acoplamiento.
Una clínica que no busca la verdad, sino lo que funciona, lo que afina, lo que resuena.
Del organismo cerrado al campo de sintonía
Para Maturana, el sistema nervioso es organizacionalmente cerrado —no hay entrada de información, sino modulación interna en respuesta al acoplamiento con el entorno. Esta idea transforma la noción de intervención: no se "corrige" al paciente, sino que se co-crea un campo donde algo nuevo puede emerger.
Reich ya lo intuía: hablaba de resonancia orgonótica, de intercambios energéticos entre cuerpos, de la relación terapéutica como campo de vibración y pulsación. Ambos convergen en que el ambiente cambia al organismo según cómo este se acopla a él.
Epistemología de la IO: Conocer es sentir, vivir, transformar
En la Integración Organísmica, esta visión se traduce en una epistemología basada en:
Perspectivismo (Nietzsche, Maturana, Deleuze): todo conocimiento es situado, parcial, encarnado.
Funcionalismo (Reich): no buscamos lo "verdadero en sí", sino lo que permite a un cuerpo vivir con más intensidad, afecto y presencia.
Encarnación (Maturana, Merleau-Ponty): el cuerpo es el lugar del mundo, del tiempo, del otro —y también de la creación del conocimiento.
Conclusión: Una Ciencia de la Experiencia como práctica clínica y Existencial
La aproximación entre Reich y Maturana permite pensar la IO como una ciencia de la experiencia, donde el cuerpo no es un dato de la biología, sino una matriz de conocimiento, deseo y transformación. Es en este espacio donde la clínica se convierte en un acto de escucha, afinación y creación conjunta, y el terapeuta en un artesano de la presencia, no en un especialista de la normalidad.




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