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Gramáticas del Erotismo: Osho – La sexualidad como puerta de la espiritualidad

  • Foto del escritor: Luis Blanco
    Luis Blanco
  • 28 mar
  • 2 Min. de lectura

Erotismo como meditación encarnada


Para Osho, el sexo es el comienzo.

No un obstáculo para la espiritualidad, sino su portal más radical.

Él decía:

"El sexo es la energía más vital del ser humano — ignorarlo es vivir a medias.

Transcenderlo es posible, pero solo atravesándolo, nunca reprimiéndolo."



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En Osho, el erotismo no es negado ni espiritualizado a la fuerza.

Es celebrado — como danza de la vida, como fuego divino.

Pero es necesario traer conciencia al deseo,

respirar en él, escucharlo con el cuerpo entero.


La sexualidad, entonces, deja de ser búsqueda de placer

y se convierte en experiencia de presencia total.

No se trata de moral.

Ni de indulgencia.

Sino de presencia, silencio, amor.


El cuerpo no es enemigo del alma.

Es su expresión más inmediata.

A través del tacto, del suspiro, de la mirada,

es posible sentir lo sagrado —

no como dogma, sino como éxtasis que no se separa de la existencia.


La erótica en Osho es respirar con el todo.

No hay técnica. No hay meta.

Hay un mergulho amoroso en el ahora.

Y una confianza profunda en que, si seguimos el deseo con conciencia,

él nos lleva más allá del deseo — hacia el amor, hacia el ser, hacia el vacío pleno.


"Haz el amor como si fuera una oración", decía él.

"Y haz oración como si fuera un orgasmo interior".


Esta erótica no excluye lo genital — lo transfigura.

La genitalidad no es un fin, es una fuente.

Y la espiritualidad no está en las nubes, sino en el cuerpo en estado de verdad.


La sexualidad, en Osho, no es pecado ni performance.

Es energía bruta que, al ser tocada con reverencia, se transforma en luz.


 
 
 

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