La Sensación como Fundamento de la Epistemología Reichiana
- Luis Blanco
- 8 abr
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Wilhelm Reich caracterizó el psiquismo como la esfera de las sensaciones, percepciones e ideas, pero dio prioridad absoluta a las sensaciones. Para él, el psiquismo no era una instancia mental o representacional separada del cuerpo, sino una función de la vida orgánica, expresión directa de la pulsación del cuerpo vivo en contacto con el mundo.

Desde su primer trabajo teórico, Sobre la energética de los impulsos (1923), Reich se dedicó a comprender la dinámica energética del psiquismo, tomando el concepto de libido del psicoanálisis como uno de los más importantes para su investigación. A lo largo de su trayectoria, Reich amplió radicalmente este concepto, articulándolo con descubrimientos en biología celular, fisiología y neurovegetativo. Inspirado por autores como Langer y Von Exxul, estudió las propiedades del protoplasma - esa sustancia viva primaria capaz de pulsar, contraerse, expandirse y seleccionar lo que necesita - una sustancia que ya manifiesta una forma primaria de psiquismo, marcada por experiencias de placer y angustia.
Al observar la ameba, Reich concluyó que incluso los seres unicelulares, sin sistema nervioso, son capaces de "percibir" el medio y reaccionar a él con expansión placentera o contracción angustiosa. A partir de ahí, afirmó que la emoción no es más que el movimiento del protoplasma vivo - una pulsación sensible que precede cualquier simbolización. La excitación es el aspecto objetivo de este proceso, las sensaciones son su percepción subjetiva, y la emoción es el movimiento hacia afuera, el desplazamiento motil del protoplasma. Se trata de una redefinición radical de la emoción, no como representación de algo, sino como expresión viva de la propia sustancia biológica sensible.
Cuando Reich afirma que el hombre es fundamentalmente un animal plasmático, está afirmando que, en esencia, somos continuidad de la vida orgánica y sensible de la naturaleza. La animalidad es, por tanto, el fundamento de nuestra sensorialidad - y lo que nos conecta con el mundo dentro y fuera de nosotros. Esta conexión, sin embargo, se pierde en las culturas autoritarias, que interrumpen el contacto directo con la naturaleza y con el núcleo vivo del propio cuerpo. La civilización neurótica nos hace vivir al margen de la propia sustancia viva que nos constituye.
En este contexto, el orgasmo pleno - y no solo el reflejo orgástico - representa la máxima expresión de la cohesión orgánica. Es en la experiencia orgástico-genital intensa donde el individuo se percibe como una masa plasmática pulsante, donde el ego, las defensas y la separación sujeto-objeto se disuelven. La conciencia, aquí, no es representación, sino sensorialidad viva, conocimiento encarnado. El sistema nervioso vegetativo, en este estado, coordina todas las funciones del organismo como un campo integrado, un espacio dotado de motilidad propia y autorregulación.
La orgonoterapia, desarrollada por Reich, busca acceder a este núcleo biológico profundo - lo que él llamó sistema plasmático. El objetivo de la clínica ya no es interpretar símbolos o reconstruir narrativas, sino restaurar la capacidad del organismo de sentir, pulsar y autorregularse. Es en este punto donde Reich rompe definitivamente con el psicoanálisis: para él, aplicar el "método psicológico de pensamiento" al funcionamiento biológico plasmático constituye un error epistemológico fundamental.
La epistemología reichiana exige, por tanto, un profundo cambio de paradigma:
— De lo mental a lo sensible,
— De lo interpretativo a lo funcional,
— Del símbolo al flujo,
— Del análisis a la vivencia.
El conocer, en este campo, tiene su base en la sensorialidad como dato inmediato de la conciencia. No se trata de explicar el cuerpo, sino de habitarlo. De sentir con él. De restituir a la experiencia humana su materia viva y vibrátil.




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