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DE LA LOCURA A LA ENFERMEDAD MENTAL: EL CONTROL PSIQUIÁTRICO

La locura fue medicalizada y convertida en enfermedad mental. La psiquiatría, a través de manicomios y clasificaciones, estableció formas de control social bajo una apariencia médica.






La transformación del concepto de locura en la modernidad


La transición de la locura a la enfermedad mental, analizada por Michel Foucault, representa una profunda reconfiguración en la manera en que las sociedades occidentales han tratado a quienes eran considerados insanos. Este proceso no solo significó una transformación conceptual, sino también la consolidación de la psiquiatría moderna, la creación de los manicomios y el establecimiento de nuevas formas de control social.

En la Edad Media y el Renacimiento, la locura tenía significados diversos: podía estar relacionada con experiencias visionarias, estados místicos o ser parte de la cultura popular a través de figuras como el bufón o el loco sagrado. Sin embargo, con el avance del racionalismo en los siglos XVII y XVIII, la locura empezó a ser percibida como un desvío de la razón, lo que justificó su confinamiento. El Hôpital Général, fundado en Francia en 1656, es un claro ejemplo de este cambio: los considerados "locos" fueron encerrados junto a mendigos, prostitutas y delincuentes, en un proceso de exclusión que iba más allá de lo médico y se convertía en una estrategia de gestión de poblaciones marginales.


Philippe Pinel y la Psiquiatría como Disciplina


Philippe Pinel (1745-1826) es una figura central en la psiquiatría moderna, en gran parte por la imagen simbólica de su "liberación de los locos" en el Hôpital Général, al retirarles las cadenas y promover un nuevo modelo de tratamiento. Sin embargo, esta “liberación” no implicó un reconocimiento de la autonomía del sujeto, sino su transformación en un objeto de saber y control.

Pinel estableció la psiquiatría como disciplina médica al definir la locura como una enfermedad mental y desarrollar un método de observación clínica basado en la clasificación de los síntomas. Inspirado en el enfoque de Bichat en la biología, buscó establecer regularidades en las manifestaciones de la locura, inscribiéndola dentro del discurso médico y sometiéndola a una racionalidad clasificatoria.


Tratamiento Moral y el Nuevo Régimen Manicomial


Pinel introdujo el concepto de "tratamiento moral", basado en la idea de que los locos podían ser curados mediante disciplina, orden y trabajo. Esto implicó una reorganización de los hospitales psiquiátricos como espacios donde el alienista (el nuevo especialista en locura) ejercía un poder total sobre el comportamiento y la subjetividad de los pacientes. Algunas de las prácticas implementadas fueron:

  • Separación de los pacientes de sus familias y redes sociales.

  • Observación continua y sistemática de los síntomas.

  • Organización del hospital como un microcosmos disciplinario, con reglas estrictas y rutinas fijas.

  • Uso del trabajo como herramienta terapéutica para domesticar a los pacientes.

De esta manera, la locura, antes dispersa en el tejido social, se institucionalizó y pasó a ser administrada bajo un modelo médico. La psiquiatría, en este contexto, no solo se posicionó como una ciencia de la mente, sino también como un mecanismo de gestión de la anormalidad y del orden social.


Degeneración y el Estigma de la Locura


A lo largo del siglo XIX, con la consolidación de la psiquiatría y la emergencia de las teorías de la degeneración, los locos dejaron de ser vistos exclusivamente como enfermos y comenzaron a ser considerados una amenaza para la estabilidad social y biológica. La psiquiatría se entrelazó con el evolucionismo y la biopolítica, estableciendo narrativas que vinculaban la locura con la herencia genética, la criminalidad y la degeneración moral.

Desde entonces, la psiquiatría amplió su función más allá del diagnóstico y tratamiento de individuos, participando también en la creación de categorías de exclusión y normalización. Se establecieron límites claros entre quienes eran considerados "sanos" y aquellos etiquetados como "degenerados". El manicomio se convirtió en un aparato de control social, donde la psiquiatría no solo intervenía en la salud mental, sino que también regulaba cuerpos y conductas bajo un modelo disciplinario.


Diferentes modelos de psiquiatría y control social


A lo largo del siglo XIX y principios del XX, la psiquiatría se desarrolló de manera diversa según el contexto político y económico de cada país. Aunque el modelo francés de Pinel tuvo una influencia global, cada nación adaptó la institucionalización de la locura a sus propias necesidades.


Inglaterra: El manicomio como espacio de disciplina y productividad


En Inglaterra, el desarrollo de la psiquiatría estuvo vinculado al capitalismo industrial y a la necesidad de disciplinar a quienes no encajaban en la lógica del trabajo. Los hospitales psiquiátricos fueron concebidos como microfábricas de corrección, donde se promovía el trabajo como herramienta terapéutica. Aunque en el siglo XIX se introdujeron reformas para eliminar el uso de cadenas y castigos físicos, el control psicológico y moral se volvió más sofisticado, alineándose con las exigencias de la sociedad industrial.


Alemania: El manicomio como laboratorio científico


En Alemania, la psiquiatría se desarrolló con una fuerte influencia de la medicina y las ciencias naturales. Psiquiatras como Wilhelm Griesinger establecieron la idea de que las enfermedades mentales eran trastornos cerebrales, reforzando un enfoque biológico que llevó a la creación de instituciones psiquiátricas altamente jerárquicas. Este modelo preparó el terreno para la psiquiatría eugenésica del siglo XX, que justificaría la exclusión y el exterminio de personas consideradas "defectuosas".


Estados Unidos: Psiquiatría y gestión de la normalidad


En los Estados Unidos, la psiquiatría estuvo fuertemente influenciada por la ética protestante del trabajo y la reeducación moral. A lo largo del siglo XIX, figuras como Benjamin Rush y Dorothea Dix promovieron la construcción de hospitales psiquiátricos que combinaban el tratamiento médico con el aislamiento de aquellos considerados peligrosos o improductivos. Además, la psiquiatría se convirtió en una herramienta de control racial, con instituciones que segregaban a afroamericanos, indígenas e inmigrantes, aplicando tratamientos diferenciados según criterios racistas y eugenésicos.


Psiquiatría y colonialismo: una herramienta de dominación


En los países colonizados, la psiquiatría funcionó como un instrumento de opresión y justificación del racismo científico. Ejemplos de ello incluyen:

  • En la Argelia colonial francesa, psiquiatras como Antoine Porot promovieron teorías que afirmaban que los árabes tenían una predisposición natural a la violencia y la locura, lo que legitimó políticas represivas.

  • En la India bajo dominio británico, se crearon hospitales psiquiátricos para aislar a líderes espirituales, activistas y cualquier persona que desafiara el régimen colonial.

  • En América Latina y Brasil, la psiquiatría se utilizó para justificar la racialización de la locura, asociando a pueblos indígenas y afrodescendientes con la degeneración mental y la criminalidad.


Conclusión: La psiquiatría como tecnología de poder


El surgimiento de la psiquiatría como disciplina médica no fue un proceso aislado, sino una parte fundamental de la reorganización del poder en la modernidad. A través de los manicomios y la clasificación de la enfermedad mental, se establecieron nuevas formas de segregación y control social.

Lejos de ser solo un saber médico, la psiquiatría moderna se constituyó como un dispositivo de poder, regulando cuerpos, clasificando comportamientos y consolidando nuevas formas de exclusión social. Lo que se presentó como una humanización del tratamiento de los locos, en realidad, fue una reformulación de las estrategias de control, adaptadas a las exigencias del Estado y del capitalismo.


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