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El Tiempo en Deleuze: Más Allá del Presente

La concepción del tiempo en Gilles Deleuze rompe con la noción común del presente como centro de la experiencia. En lugar de un "ahora" fijo o eterno, como en muchas tradiciones filosófico-espirituales, Deleuze propone el tiempo como múltiple, intensivo y en constante devenir. Esta visión está profundamente influenciada por Henri Bergson y Friedrich Nietzsche, dos pensadores que también rechazaron el tiempo cronológico lineal.


Henri Bergson: La duración como tiempo real


Bergson diferencia el tiempo del reloj (medido, espacializado) del tiempo vivido (la durée), que es continuo, cualitativo e irreversible. Para Bergson, el presente no es un punto inmóvil, sino un espesor de tiempo que ya carga pasado y futuro. Deleuze acoge esta idea y la intensifica: el presente es aquello que pasa, que se disuelve en el instante mismo en que ocurre.


Las tres síntesis del tiempo en Deleuze


  • Primera síntesis: Hábito – el presente pasivo

    El tiempo es vivido en el cuerpo, como repetición, adaptación, ritmo. Este presente es lo que se borra al acontecer.


  • Segunda síntesis: Memoria – el pasado puro

    Toda experiencia ya entra en el pasado al ocurrir. El pasado no viene después: coexiste con el presente, como fondo que hace posible el ahora.


  • Tercera síntesis: Devenir – el tiempo fuera de eje

    Inspirado en Nietzsche, el tiempo se desterritorializa. No hay presente, solo fuerzas, intensidades, devenires. Es el tiempo del acontecimiento puro, donde el sujeto se disuelve y solo queda el campo de variación intensiva.


Si no hay presente, ¿qué hay?


En lugar de un presente fijo, hay acontecimientos, intensidades, resonancias. El tiempo es múltiple e irrepresentable. Deleuze habla de un tiempo que rompe con el sujeto, con la identidad, con la linealidad. El tiempo es lo que nos atraviesa, no lo que poseemos.


Alan Watts y el presente eterno


Watts, en cambio, valora el instante como totalidad. El presente es el portal hacia el Tao, hacia la unidad. Propone una práctica de presencia que disuelve la separación sujeto-objeto.

Mientras Watts busca habitar el presente como plenitud, Deleuze quiere trascenderlo como construcción ilusoria. Ambos son libertarios, pero uno disuelve suavemente, el otro desmonta intensamente.

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