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Dzogchen y la Naturaleza de la Mente: Enseñanzas de Tulku Urgyen Rinpoche






La Experiencia del Ser y la Meditación en Peter Sloterdijk


En el pensamiento contemporáneo, la meditación no siempre se entiende como una práctica formal, sino como una forma de estar en el mundo. Peter Sloterdijk, filósofo alemán y autor de la trilogía Esferas, quien fue discípulo de Rajneesh (Osho) a finales de los años 70, reflexiona sobre la meditación desde una perspectiva fenomenológica, vinculándola con la noción de Dasein (el "ser-ahí") de Heidegger. En un video grabado en un claro del bosque, Sloterdijk describe su experiencia de un estado meditativo que no consiste en sumergirse en un mundo interior, sino en encontrar un punto de equilibrio entre el adentro y el afuera.

Su meditación no es un método guiado, sino un descubrimiento personal de un estado de soberanía pasiva, donde la existencia se percibe como un fenómeno extático. Para él, la meditación es una forma de vuelo filosófico, un acceso a una dimensión de experiencia liberada de la gravedad del pensamiento conceptual.

Desde otra perspectiva, en la tradición del Dzogchen, la práctica no se trata de alcanzar algo externo ni de acumular conocimiento intelectual, sino de reconocer, de manera directa e inmediata, la naturaleza de la mente. En una enseñanza profundamente clara y directa, Tulku Urgyen Rinpoche describe este reconocimiento como la percepción de la "vacuidad total" o Rigpa, un estado de conciencia no dual que no necesita ser fabricado ni adquirido, sino simplemente visto y sostenido.


La Mente como Espacio Vacío y Cognitivo


Uno de los aspectos más impactantes de esta enseñanza es la descripción de la mente como un "espacio vacío pero cognitivo". Este vacío no es una ausencia ni un nihilismo, sino la base misma de la percepción. Hay una clara advertencia contra la tendencia habitual de la mente a conceptualizar o dudar de esta experiencia, creyendo que debe ser algo más elaborado o complejo. En realidad, el reconocimiento de la naturaleza de la mente es lo más simple que existe: un darse cuenta inmediato, sin esfuerzo, sin necesidad de manipulación.


La Pausa en el Pensamiento y el Reconocimiento


Tulku Urgyen Rinpoche señala que en el momento en que uno ve su verdadera naturaleza, el pensamiento se detiene. No porque se suprima, sino porque la mente ya no necesita aferrarse a la conceptualización. Este estado de lucidez sin esfuerzo es lo que se conoce como la mente de Buda, una claridad primordial que siempre ha estado presente. Sin embargo, en el hábito cotidiano de seguir pensamientos y fijaciones, esta claridad suele ser opacada por la distracción y la dualidad.


Más Allá del Sujeto y Objeto: La Percepción Sin Fijación


Una de las claves en esta enseñanza es la disolución de la fijación sujeto-objeto. Se trata de ver el mundo sin aferrarse a lo que aparece, sin identificar la percepción con una entidad separada que observa. En el contexto de la meditación Dzogchen, este estado es descrito como "disown everything", es decir, soltar toda apropiación de lo que se experimenta. Todo lo que surge en los sentidos –imágenes, sonidos, pensamientos– es simplemente manifestación vacía, sin sustancia, sin necesidad de aferramiento.


Relación con la Integración Organísmica y la Psicoterapia


Desde la perspectiva de la Integración Organísmica, podemos relacionar esta enseñanza con la experiencia del cuerpo y la percepción no mediada por estructuras fijas de la identidad. Así como la mente en el Dzogchen se reconoce como vacía y cognitiva, en la práctica somática se busca una experiencia del cuerpo que no esté limitada por patrones rígidos o por una identidad encapsulada en narrativas fijas.

En el campo de la psicoterapia, esta enseñanza también resuena con el trabajo sobre la presencia, la atención plena y la modulación del flujo de experiencia sin interferencia. Muchas corrientes terapéuticas han intentado trabajar con la observación de la mente y el cuerpo, pero la claridad radical de la enseñanza Dzogchen abre la posibilidad de una experiencia inmediata que no necesita técnicas elaboradas, sino simplemente el reconocimiento de lo que ya está presente.


Conclusión: La Práctica en la Vida Cotidiana


Lo más significativo de esta enseñanza es que no está restringida a un estado meditativo formal. Tulku Urgyen Rinpoche enfatiza que este reconocimiento puede ocurrir en cualquier momento: mientras comemos, caminamos o incluso en el baño. No hay un instante inapropiado para reconocer la naturaleza de la mente, porque siempre está presente, esperando ser vista.

La práctica no consiste en fabricar un estado especial, sino en recordar, una y otra vez, la claridad que ya está ahí. Y aunque la distracción pueda surgir, lo único necesario es volver al reconocimiento. No hay que pelear con la mente ni intentar forzar nada. Es tan simple como tocar una campana y dejar que el sonido resuene por sí mismo.

Este enfoque puede aportar una nueva dimensión tanto a la psicoterapia como a la exploración de la Integración Organísmica, abriendo la posibilidad de una presencia viva y sin artificios, donde la experiencia se despliega sin resistencia, en su totalidad.

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