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Alan Watts y el Taoísmo – Una filosofía de la fluidez y la presencia


Alan Watts fue uno de los principales difusores de la filosofía oriental en Occidente, especialmente del Taoísmo, el Zen Budismo y las tradiciones hindúes advaita. Su manera de presentar estas tradiciones no era académica, sino experiencial, poética y provocativa. Watts no buscaba traducir los textos orientales literalmente, sino abrir el oído occidental a un modo de vivir que rompe con el dualismo, la rigidez del ego y el control racional sobre la vida.


El Taoísmo como arte de seguir el flujo


El Taoísmo, especialmente en la forma expresada en el Tao Te Ching de Lao Tsé, es una filosofía del no esfuerzo (wu wei), de la fluidez, la naturalidad y la impermanencia. Para Watts, el Tao no es algo que deba entenderse intelectualmente, sino vivirse como el ritmo mismo de la existencia: como la danza del universo que incluye nacimiento y muerte, luz y sombra, respiración y reposo.

"El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno" —con esta frase, Watts nos recuerda que el Tao es inefable. Cualquier intento de definirlo ya es una distorsión. Por eso, el camino no consiste en buscar una verdad objetiva, sino en descondicionar la percepción, relajar el esfuerzo de control y abrirse a la resonancia con el presente.


El "yo" como proceso, no como sustancia


Watts retoma el Taoísmo para cuestionar la idea de un "yo separado". En sus palabras, no somos egos dentro de sacos de piel, sino olas del gran océano del Tao. Así como la ola es el mar en movimiento, nosotros somos el universo en forma de persona. Este desplazamiento disuelve la angustia de la separación y reintegra el cuerpo, el tiempo y el mundo como un flujo inseparable.


Wu Wei – El actuar sin forzar


Watts enfatiza el wu wei como el arte de actuar en armonía con el todo, sin esfuerzo forzado, sin oposición a lo que es. Esto no significa pasividad, sino inteligencia orgánica, como la de un árbol que crece hacia la luz o un río que fluye alrededor de una roca.


La caída del dualismo: sujeto y objeto, mente y cuerpo


Watts veía el Taoísmo como una crítica radical al dualismo cartesiano que domina Occidente. Para él, la separación entre sujeto y objeto es una ilusión funcional, pero no definitiva. El Tao incluye y trasciende estas polaridades. Por eso, la percepción correcta no es la que busca dominar el mundo, sino la que participa de él, como un bambú que se mece con el viento.


Humor, ligereza y disolución del control


Una de las marcas de Alan Watts es su sentido del humor. Se reía de la búsqueda espiritual como quien se ríe de un perro intentando morderse la cola. Para él, el problema no es que tomemos la vida demasiado en serio, sino que no sabemos soltar esa seriedad. La sabeduría taoísta invita a la ligereza: el universo es un juego (lila), una danza, no una guerra entre el bien y el mal.


Posibles desarrollos


Si se desea, este material puede expandirse en otras direcciones:

  • La relación entre Taoísmo, cuerpo y energía (comparando con Reich, por ejemplo).

  • Las resonancias entre el wu wei y prácticas somáticas contemporáneas.

  • Cómo Alan Watts acerca el Zen y el Tao a la vida cotidiana.

  • La crítica de Watts al Occidente y su elogio a la espontaneidad.

  • Una posible aproximación con Deleuze y el campo de la inmanencia.

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