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Reich y Winnicott: Cuerpo, Relación y Existencia en la Clínica Viva

  • Foto del escritor: Luis Blanco
    Luis Blanco
  • 6 abr
  • 3 Min. de lectura


Aunque Wilhelm Reich (1897-1957) y Donald Winnicott (1896-1971) actuaron en campos aparentemente distintos —Reich en la psicoterapia corporal y Winnicott en el psicoanálisis infantil y del desarrollo— ambos introdujeron una radicalidad clínica al colocar la experiencia del cuerpo vivo y la relación con el otro como fundamentos de la constitución del sujeto.



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La aproximación entre sus pensamientos se da especialmente en torno a ejes que la Integración Organísmica (IO) actualiza:


El Cuerpo como Lugar de la Verdad


Para Reich, el cuerpo es el registro vivo del inconsciente: sus tensiones, posturas, corazas y bloqueos expresan la historia emocional del sujeto. La verdad del ser no está solo en el discurso, sino en el cuerpo que respira, se contrae, tiembla o se cierra.

Winnicott, por su parte, afirma que el ser emerge desde la experiencia de continuidad corporal. Cuando el bebé es sostenido y acogido, puede comenzar a sentirse real. El "verdadero self" está arraigado en la sensación de presencia en el cuerpo. La pérdida de este arraigo genera el falso self.


Convergencia IO: Ambos sostienen que la cura no es solo interpretación, sino sentirse en el cuerpo, en el tiempo y en el espacio, como experiencia integrada.



Relación y Holding: La Presencia como Cura


Reich trabajó con la idea de "contacto" —la ruptura del contacto emocional y energético es el núcleo de la neurosis. La relación terapéutica debe restaurar ese contacto perdido, a través de presencia, mirada, tacto y escucha corporal.

Winnicott desarrolla el concepto de holding: el ambiente "suficientemente bueno" sostiene al bebé para que pueda existir sin ser invadido. La función materna (o del terapeuta) es sostener al ser en su vulnerabilidad.


Convergencia IO: La clínica no es corrección, sino creación de un campo relacional donde el cuerpo pueda reorganizarse desde una confianza somática y afectiva. La resonancia somática en la IO es también una forma de holding.


Espontaneidad y Pulsación: El Juego como Expresión del Ser


Reich habla del reflejo del orgasmo como un momento de totalidad corporal —un cuerpo entero que pulsa, vibra y se entrega. Para él, el movimiento espontáneo del cuerpo es señal de salud.

Winnicott valora el juego como espacio potencial donde el ser se manifiesta espontáneamente. Jugar no es evasión, sino el lugar de la creación, de la experiencia real, del encuentro con el otro sin defensas rígidas.


Convergencia IO: La IO también busca crear ese espacio de espontaneidad pulsátil, donde el cuerpo pueda salir del automatismo e inventarse en la relación, en presencia.


Integración del Self: Del cuerpo fragmentado al cuerpo unificado


Reich observa que el carácter neurótico fragmenta el cuerpo en segmentos tensos y desconectados. La cura ocurre mediante integración pulsátil —el cuerpo vibrando como un todo, la respiración fluyendo, la onda que recorre desde la cabeza hasta la pelvis.

Winnicott habla de integración del self como un proceso lento y relacional, que sucede cuando el bebé siente que puede existir, actuar y sentir sin perderse. El self no nace completo —se construye en la relación y en el cuerpo.


Convergencia IO: La IO trabaja con esta integración progresiva, que no es un retorno al pasado, sino reconstrucción de un cuerpo capaz de sentirse entero, vivo y en devenir.

La Clínica como Ética de la Presencia


Reich fue radical al afirmar que el terapeuta debe ser un cuerpo presente, vivo, en contacto. Winnicott decía que el analista debe ser capaz de "simplemente estar ahí", ofreciendo un espacio confiable donde el paciente pueda "existir".


En la Integración Organísmica, esta ética de la presencia se actualiza como una clínica que escucha el cuerpo, el silencio, el gesto, la pausa, la vibración —no para "curar" al otro, sino para estar con él mientras se rehace como cuerpo y como presencia.


Conclusión: Reich y Winnicott se encuentran en el Cuerpo en Devenir


La aproximación entre Reich y Winnicott nos permite pensar la clínica como lugar de sostén del devenir corporal, donde el deseo puede emerger sin ser sofocado, donde la fragilidad no es amenaza, sino camino de encuentro.

La Integración Organísmica hereda de ambos esta sensibilidad radical: un cuerpo que siente, una escucha que sostiene, una relación que permite que el ser acontezca —no como función, sino como pulsación creadora.


 
 
 

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